De acuerdo a algunos musicólogos, la gaita europea se originó en La India, expandiéndose su uso enormemente, desde Rusia hasta España y Escocia, pasando por el norte de Africa, y evolucionando a lo largo de este viaje histórico. De acuerdo a esta hipótesis, la gaida sería la versión más sofisticada del primer estadio evolutivo de la gaita, que no poseía llaves, caña doble, o bolsa de varias piezas de cuero cosido. Hecha en su totalidad con madera, cuero y cornamenta de cabra, es un instrumento adecuado para el uso de pastores por su tamaño manejable y su sonido penetrante, ideal para los espacios abiertos. A una variante de mayor tamaño se le llama kaba gaida.
Este párrafo que acabo de postear me ocasiona un poco de repelús. Sirva de introducción.
Durante el período socialista que vivió Bulgaria desde el final de la segunda guerra mundial hasta el comienzo de la década de los 90, la música tradicional adquirió un gran auge, recibiendo estímulos de parte del estado para su conservación y difusión, tanto dentro como fuera de Bulgaria. Durante este período se formó un importante movimiento coral dedicado a la música popular búlgara, cuyos planteamientos artísticos planteaban apartarse de la práctica tradicional sólo en lo que se refiere a los arreglos, los cuales buscaban aprovechar la afinidad natural de esta música con el lenguaje musical contemporáneo, y poniendo este al servicio de realzar las cualidades inherentes a la música original, de la que se mantenían las técnicas vocales y las melodías originales.
La figura que dio nacimiento a esta expresión artística fue el compositor y director Philip Kutev, fundador del primer coro de esta escuela, el Conjunto Nacional de Canciones y Danzas Populares, y realizador de más de quinientos arreglos a tres o cuatro partes. Estos coros alcanzarían fama mundial con la edición de la serie de discos “Le Mystere des Voix Bulgares”. Estos coros recibieron importantes subvenciones del estado socialista, el cual buscaba la consolidación, en medio de grandes transformaciones sociales producto de la industrialización del país, de una cultura nacional de fuertes raíces en la tradición. En este esfuerzo también se crearon orquestas de gaitas y otras agrupaciones de música y danza folclórica. Desde la década de los setenta, es posible realizar estudios musicales como folclorista, o como intérprete de instrumentos tradicionales, incluyendo el canto, en el sistema de educación superior de Bulgaria.
Siendo que la tradición musical búlgara es tan antigua, aún en el ámbito rural muchas de las actividades a las que la música en su origen estaba funcionalmente vinculada ya no son parte de la vida diaria, ni lo eran hace cincuenta años. A lo largo del siglo XX, la población urbana de Bulgaria ha tendido la mirada hacia el exterior en lo que a sus intereses musicales se refiere. Esto se ha visto dramáticamente acentuado luego de la decadencia del glasnost y la perestroika, y finalmente la caída del sistema socialista y la entrada del país en la vorágine de la economía y la cultura globalizadas. A pesar de constituir un período histórico de poco más de una década, ha tenido consecuencias significativas en la vida musical de Bulgaria. En una doble dinámica destructiva, muchos músicos, ante la ausencia de estímulos económicos locales, adaptan su producción a un mercado occidental de masas, mientras que la población búlgara es asimilada a ese mismo mercado, gracias a la labor alienante de los grandes medios de comunicación, con la subsecuente inundación del mercado local por música comercial de las industrias transnacionales del arte y el espectáculo. El etnomusicólogo norteamericano Timothy Rice, el autor de mayor difusión dedicado al tema de la música tradicional búlgara, aborda esta cuestión en una entrevista concedida a la publicación Central Europe Review:
P: ¿Podría decirnos algo acerca de sus recientes viajes a Bulgaria, y qué está ocurriendo con respecto a la música tradicional en el período post-comunista?
R: Sí, un par de cosas. Una es que muchos de los músicos profesionales que eran prominentes en el período comunista aparentemente no pueden ganarse la vida con la música, como solían hacer. En esa época había dos categorías de músicos: aquellos que tocaban en los grupos folclóricos subvencionados, y los que tocaban en bodas, en los pueblos. Los salarios de estos músicos ahora son tan bajos en relación con la nueva economía que ellos están desesperados por salir del país e ir a Europa occidental, o a los Estados Unidos, donde hay un real interés en este tipo de música. Muchos de estos músicos han salido del país, incluso algunas de las grandes estrellas de la música de los matrimonios. Los músicos que tocan en matrimonios se quejan de que los disc jockeys están acaparando la música de las bodas, y en la economía búlgara contemporánea simplemente no hay dinero suficiente para pagar las bodas elaboradas que se solían realizar… El apoyo económico para la música aparentemente ha desaparecido.
Otra cosa que está ocurriendo es que nuevas formas de música popular búlgara están surgiendo. Individualmente, hay músicos creando nuevas formas. Los músicos más viejos tienen grandes dificultades con esta nueva música, la cual consideran kitsch…”
(Entrevista realizada por Sue Baugust)
A deleitarse con la Kaba Gaida....
Este párrafo que acabo de postear me ocasiona un poco de repelús. Sirva de introducción.
Durante el período socialista que vivió Bulgaria desde el final de la segunda guerra mundial hasta el comienzo de la década de los 90, la música tradicional adquirió un gran auge, recibiendo estímulos de parte del estado para su conservación y difusión, tanto dentro como fuera de Bulgaria. Durante este período se formó un importante movimiento coral dedicado a la música popular búlgara, cuyos planteamientos artísticos planteaban apartarse de la práctica tradicional sólo en lo que se refiere a los arreglos, los cuales buscaban aprovechar la afinidad natural de esta música con el lenguaje musical contemporáneo, y poniendo este al servicio de realzar las cualidades inherentes a la música original, de la que se mantenían las técnicas vocales y las melodías originales.
La figura que dio nacimiento a esta expresión artística fue el compositor y director Philip Kutev, fundador del primer coro de esta escuela, el Conjunto Nacional de Canciones y Danzas Populares, y realizador de más de quinientos arreglos a tres o cuatro partes. Estos coros alcanzarían fama mundial con la edición de la serie de discos “Le Mystere des Voix Bulgares”. Estos coros recibieron importantes subvenciones del estado socialista, el cual buscaba la consolidación, en medio de grandes transformaciones sociales producto de la industrialización del país, de una cultura nacional de fuertes raíces en la tradición. En este esfuerzo también se crearon orquestas de gaitas y otras agrupaciones de música y danza folclórica. Desde la década de los setenta, es posible realizar estudios musicales como folclorista, o como intérprete de instrumentos tradicionales, incluyendo el canto, en el sistema de educación superior de Bulgaria.
Siendo que la tradición musical búlgara es tan antigua, aún en el ámbito rural muchas de las actividades a las que la música en su origen estaba funcionalmente vinculada ya no son parte de la vida diaria, ni lo eran hace cincuenta años. A lo largo del siglo XX, la población urbana de Bulgaria ha tendido la mirada hacia el exterior en lo que a sus intereses musicales se refiere. Esto se ha visto dramáticamente acentuado luego de la decadencia del glasnost y la perestroika, y finalmente la caída del sistema socialista y la entrada del país en la vorágine de la economía y la cultura globalizadas. A pesar de constituir un período histórico de poco más de una década, ha tenido consecuencias significativas en la vida musical de Bulgaria. En una doble dinámica destructiva, muchos músicos, ante la ausencia de estímulos económicos locales, adaptan su producción a un mercado occidental de masas, mientras que la población búlgara es asimilada a ese mismo mercado, gracias a la labor alienante de los grandes medios de comunicación, con la subsecuente inundación del mercado local por música comercial de las industrias transnacionales del arte y el espectáculo. El etnomusicólogo norteamericano Timothy Rice, el autor de mayor difusión dedicado al tema de la música tradicional búlgara, aborda esta cuestión en una entrevista concedida a la publicación Central Europe Review:
P: ¿Podría decirnos algo acerca de sus recientes viajes a Bulgaria, y qué está ocurriendo con respecto a la música tradicional en el período post-comunista?
R: Sí, un par de cosas. Una es que muchos de los músicos profesionales que eran prominentes en el período comunista aparentemente no pueden ganarse la vida con la música, como solían hacer. En esa época había dos categorías de músicos: aquellos que tocaban en los grupos folclóricos subvencionados, y los que tocaban en bodas, en los pueblos. Los salarios de estos músicos ahora son tan bajos en relación con la nueva economía que ellos están desesperados por salir del país e ir a Europa occidental, o a los Estados Unidos, donde hay un real interés en este tipo de música. Muchos de estos músicos han salido del país, incluso algunas de las grandes estrellas de la música de los matrimonios. Los músicos que tocan en matrimonios se quejan de que los disc jockeys están acaparando la música de las bodas, y en la economía búlgara contemporánea simplemente no hay dinero suficiente para pagar las bodas elaboradas que se solían realizar… El apoyo económico para la música aparentemente ha desaparecido.
Otra cosa que está ocurriendo es que nuevas formas de música popular búlgara están surgiendo. Individualmente, hay músicos creando nuevas formas. Los músicos más viejos tienen grandes dificultades con esta nueva música, la cual consideran kitsch…”
(Entrevista realizada por Sue Baugust)
A deleitarse con la Kaba Gaida....
Al más puro estilo... 101 Kaba Gaidaris (No estará Fraga por ahí???.... ;)
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